miércoles, julio 23, 2008

Libro malo


UN LIBRO MALÍSIMO

Carta de un amigo a otro

Muy señor mío:

Pecador soy, y muy grande, pero no tanto (a mi pobre juicio) que merezca la espantosa penitencia que vuestra merced me impone, enviándome el librete del Licenciado Carmona. Recibíle con tres actos de contrición, que apliqué por tres personas: el primero por mí; el segundo por vuestra merced; y el tercero por el triste Licenciado. Pésame de haberle pedido; pésame de que vuestra merced me le hubiese enviado; y me pesa mucho más de que el Licenciado Carmona hubiese emporcado los moldes y su buen nombre con esta rara obrilla.
[...] En fuerza de esta inclinación, sea buena o sea mala, en teniendo noticia de algún librete nuevo, me alampo por leerle; pero las más de las veces me sucede lo que a los calenturientos de fiebre aguda y ardiente: están rabiando por beber; y si alguno de los circunstantes, con piadosa crueldad, se rinde a sus instancias o a su porfía, al experimentar los perniciosos efectos de su antojo, rabian más por haber bebido y dan al diablo la caridad de el que condescendió con ellos.
Resistióse vuestra merced a la primera, segunda, tercera y cuarta instancia que le hice para que me comunicase el Método Racional, porque sabía muy bien lo que yo pedía y lo que vuestra merced me negaba; pero al fin rindióse a la quinta y, condescendiendo con mi perverso gusto, hizo añicos el quinto mandamiento matándome de medio a medio.

[...] lo que convence o lo que prueba , vuestra merced lo dirá mientras yo doy un refregón a las manos y vuelvo a enristrar la pluma para escupir mis reparos.

Y sea el primero: ¿A qué fin o por qué motivo sale al teatro del mundo, y no menos que de molde, el Licenciado Carmona con tufos de escritor y con sus polvillos de hombre de letras? Él dice que por volver por su honor, que supone ajado; y trae luego aquel textecillo del Eclesiástico, más ajado que su honor: "Habe curam de bono nomine".

[...] Pero ¿no nos dirá el Licenciado Carmona quién fue el malsín y descomulgado follón que tuvo avilantez para alterar la salud o la sanidad de su nombre? Él echa la culpa al doctor don Alfonso Ruiz y a Manuel de Medina, médicos; aquél, titular de la ciudad de Segovia; y éste, cirujano de primera letura en la misma ciudad. Conózcolos a entrambos aún más por las señas del alma, que por las facciones del semblante. Cónstame por buenos informes y noticias muy seguras que ambos son maestrazos en sus facultades respectivas y que entrambos pudieran graduarse en la facultad de atentos, modestos, cortesanos y templados; si se dieran borlas a los que sobresalen en este género de ciencias; desde luego apuesto una peluca blonda (para que en caso de perder, tenga siquiera el Licenciado Carmona una muda de peluca) a que ninguno de los dos, fuera del ardor natural de la controversia, en el ejercicio actual de las consultas se descompuso en la menor expresión que fuese ligeramente denigrativa del "buen nombre y honor" del Licenciado Carmona. Pero finjamos (ya que el señor Licenciado nos abre el campo para fingir) que alguno de ellos, o entrambos, se descuidasen en decir (y no sería grandísimo pecadazo) que no veneraban los dictámenes de Carmona como los Aforismos de Hipócrates, por esta razón, por la otra y por aquélla; este tizne venial quedaba arrinconado en un corrillo y olvidado en la noticia o en el desprecio de cuatro. Ninguno lo supiera si el Señor Licenciado no nos lo revelara; conque en suma, él mismo nos descubrió su caca por ocultarla, y se repitió el casico curioso de aquella dama púdica, que sorprendida de repente por su galán en la postura de cierta natural evacuación, queriendo afectar que estaba sentada, se sentó de veras y muy de plano sobre la mala cosa: el mozuelo, que era bellaco y algo arriscado de narices, conoció al punto la maula, y asiéndola blandamente del brazo, la levantó diciéndola con ternura picaresca:
¿Para qué es encubrir la cosi-cosa,
si así te ensucias más, querida Rosa?


Valga la verdad; el Licenciado Carmona tenía fieros pujos de escritor; reventaba por verse de molde y hacer patentes los terribles dictados de Cirujano Latino de la Real Familia de Obras y Bosques, titular de Segovia, con su bocado de Don y el saborete de Licenciado. Parecióle que en un siglo tan fecundo de escritores, en que es desdichada la madre que no tiene un hijo que imprima, él también podía meterse entre la bulla, hacer ruido con su poco de folleto. Pues, sin más ni más, finge agravios, sueña desprecios, enarbola la pluma, borrajea dislates, dalos a la prensa y cátate que ya me soy el Autor Carmona, quieran o no quieran.

[...] Llama el Licenciado Carmona a su librete Método Racional; supongo que es mote, y que le puso este nombre por antífrasis; así como llamamos pelones a los que no tienen pelo,
Y llamamos rabones a los mulos
cuando no tienen rabos en los cu...


Todo lo malo se halla en el tal librete, excepto lo racional y lo metódico, que de ello nada tiene, ni malo ni bueno; el método es puramente práctico, sin mezcla de especulativo; prescribe reglas para curar, sin pararse en definir.

[...] Ahora bien (preguntaría yo al Licenciado Carmona, si le tuviera presente), díganos vuestra merced en puridad, ¿en todos estos once capítulos se descubre siquiera alguna cosa que huela a método, práctica y gobierno con que se ha de curar, no digo yo un sabañón complicado con el morbo más cruel, pero ni aun la picadura de una mosca, complicada con el beso taimado de algún piojo? Cierto, que sin querer, se me viene a la memoria la manía de aquel loco que andaba pregonando por las calles de Sevilla: "Cualquiera persona que quisiere saber cómo se cata un melón, acuda al Tío Antón". Llegaban los muchachos, y le preguntaban: "Tío Antón, ¿cómo se cata un melón? ¿Cómo?" - respondía el loco en tono muy magistral - "sabiendo el Credo, y los Artículos de la Fe".

[...] Mientras tanto quiero yo cerrar mi armería hasta otra Carta, en que espulgaré los seis primeros capítulos del Método Racional, y diré á Vmd. mis ofrecimientos. Vmd. no dexe de acudir á la Estafeta, porque estaré fijamente á mi palabra; y si ocurriere por allá algo de nuevo, con el motivo de esta mi primera Carta, espero aviso pronto, para hacerme cargo de ello en la segunda. No mas por ahora, sino que Vmd. añada por ataharre en el froncis del Método Racional esa Decimilla que fabricó el Barbero de este Pueblo.

El Método racional,
y lo que en él se contiene,
de racional solo tiene,
lo que tiene de animal.
De la Familia Real
de Obras, Bosques y sus Frutos,
son del Autor atributos;
con que el Señor Bachiller
cirujano viene á sér
de Piedras, Troncos y Brutos.


Guarde Dios á Vmd. y le prospere, como le ruego cada dia. Fresnal del Palo, á 6. de Julio de 1732.



José Francisco de Isla
1732
En EL ENSAYO ESPAÑOL (2). El siglo XVIII.
Crítica, 1997