
Por fin, oh Moutinho, oh amigos todos en la molaridad, vuelven a ponerse en marcha los engranajes del Gran Carillón Democrático de Molibdeno.
Pronto, de nuevo, alegre reporte, noticia excitante, sin par opinión.
Sirva esto como avance de lo por venir y como invitación a la ligera Verbena Molar que en este otro sitio —o sea: aquí— transcurre con placidez y mórbida contención sin miedo al golpe de abanico que le ponga fin.