lunes, febrero 05, 2007

Elogio de la mosca



3.- Por lo que se refiere al cuerpo, su cabeza se halla adherida al cuello por una sujeción extraordinariamente tenue; se mueve en todas direcciones con facilidad y no permanece quieta como la del saltamontes; sus ojos son saltones, sólidos, y se
parecen mucho a antenas; su pecho está bien encajado, y los pies se adhieren, sin quedar pegados como los de la avispa.
Su vientre está fuertemente protegido y parece una coraza con sus franjas y sus escamas. No se defiende de sus enemigos con su trasero, como la avispa y la abeja, sino con la boca y la trompa, de la que está armada, como los
elefantes, y de la que se vale para agarrar los alimentos, para coger los objetos, a los que se agarra por medio de un cotiledón colocado en su extremo. Le sobresale un diente con el que aguijonea y bebe la sangre. También bebe leche, pero prefiere la sangre, y su punzada no causa mucho dolor. Tiene seis patas, pero camina sólo con cuatro; las dos delanteras le sirven de manos. Se la ve pues andar con cuatro patas, sosteniendo en sus manos algún alimento que mantiene en el aire de un modo muy humano, absolutamente como nosotros.

4.- No nace tal como la vemos: es al principio un gusano que se reproduce en el cadáver de un hombre o de un animal; pronto se le forman los pies, y le crecen las alas, de reptil se convierte en pájaro; después, fecunda a su vez, produce un
gusano destinado a ser más tarde una mosca. Se nutre con los hombres, es su comensal y su invitada, y gusta de todos los alimentos excepto del aceite: beberlo representa para ella la muerte. Por rápido que sea su destino, pues su vida es corta, está a gusto a la luz del sol y vagabundea por ahí de día. Por la noche, descansa en paz, no vuela ni canta sino que permanece acurrucada y sin movimiento.

5.- La mosca tiene tal fortaleza que hiere todo lo que muerde. Su mordedura no sólo penetra la piel del hombre, sino también la del caballo y la del buey. Atormenta al elefante, introduciéndose en sus pliegues, y lo hiere con su trompa en la medida en que el espesor de su piel se lo permite. En cuanto a unirse unas con otras tienen las moscas muy gran libertad, y el macho no deja inmediatamente a la hembra como el gallo, sino que se le une por largo tiempo y la hembra lo soporta y aun lo carga en su vuelo y se va juntamente con el macho, sin que esto los perturbe.
Si se le corta la cabeza, el resto delcuerpo sigue vivo y respira aún por mucho tiempo.

6.- Pero el don más precioso con la que la ha engalanado la naturaleza es el del que voy a hablar ahora; Platón ha observado este hecho en su libro sobre la inmortalidad del alma. Cuando la mosca ha muerto, si se le echa un poco de ceniza, resucita al instante, como si renaciera, y recomienza una segunda vida. Lo cual debería servir para que todo el mundo estuviera convencido de que el alma de las moscas es inmortal, y de que, si ella se aleja de su cuerpo algunos instantes, regresa poco después, lo reconoce, lo reanima y lo hace reemprender el vuelo. En fin, convierte en verosímil la fábula de Hemotimus de Clazomena, que decía que a menudo su alma le abandonaba, y viajaba sola, para regresar enseguida, reingresando en su cuerpo y resucitando a Hermotimus.

Elogio de la mosca
Luciano de Samósata

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eh, que me he leído el de los Desnudos y mola,
y ya no más

Anónimo dijo...

necessita di verificare:)