jueves, julio 27, 2006

Petróleo GAL


La última botella de Petróleo GAL está escondida en algún lugar del Palacio Francés. Sin ella, el cráneo de Aldo Trenzano será pronto un erial, y su autoridad en el barrio: humo. Peor que Sansón; y su Dalila, sin que él lo sepa: el bueno de Ceferino.
Él la encontró un día limpiando uno de los camerinos, olvidada y cubierta de polvo, y la escondió en la taquilla de Nino Gomera, bajo el disfraz de Antológica de Morandi para el número de Arroz Catalina de los jueves que caen en día impar por la noche.
También los Capdeserp – que saben que la mítica Reserva Trenzano se agota - la buscan con disimulo. Sería una jugada maestra en su lucha por el poder hacerse con la última botella de Petróleo GAL del mundo.
Mientras, Ceferino, ajeno al drama, se pasa las tardes en casa de Nino Gomera, acariciando a la Paraguaya y oyendo discos de la Joven Orquesta de Zimbabwe.
¿Qué discos? ¿Los de la serie “Los jóvenes cantan en las calles de Kinshasa”?
No, amiguito, no, no nos confundamos: los de la colección amarillo y oro. Los de la cáscara verde. Los de la Bestia Mulé.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

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Los de la Bestia Mangüé.