martes, mayo 26, 2009

«No existe moralidad en un hecho.»



Anoche, viendo Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín / Gene Martin; 1972), la cual, por cierto, está muy bien, aunque yo me abstenga de recomendarla, me encontré con dos diálogos sensacionales: el primero sirve de homenaje a Darwin en su año y de enseñanza para todos y en concreto para científicos y periodistas («no existe moralidad en un hecho»). El segundo ha sido, según lo visto en blogs y lugares por el estilo, más comentado, y es un chispazo de humor inesperado y magnífico.
(Breve resumen del argumento, para hacerse más o menos una idea:
El transiberiano a principios del S. XX. El Prof. Sir Alexander Saxton / Chistopher Lee transporta una caja misteriosa en el tren. En ella: un antropoide fosilizado de miles de años de antigüedad, que luego escapa y va cambiando de cuerpo para sembrar el terror/sobrevivir. De ahí la inquietud de la Condesa Irina Petrovska y la duda del inspector Mirov.)

1.
Prof. Sir Alexander Saxton / Chistopher Lee:
— Esa caja de huesos, señora, podría haber resuelto muchos enigmas de la ciencia. Si la teoría de la evolución se confima, si la ciencia de la biología sufre una revolución, si llega a determinarse el origen del hombre...

Condesa Irina Petrovska / Silvia Tortosa:
— He oído hablar de la evolución. Es... es...inmoral.

Prof. Sir Alexander Saxton / Chistopher Lee:

— Es un hecho. Y no existe moralidad en un hecho.

2.
Inspector Mirov / Julio Peña:

— ¡Ustedes dos juntos! Bien está, pero: ¿y si uno de los dos es el monstruo?
Dr. Wells / Peter Cushing:
— ¿El monstruo? Imposible. Somos ingleses.

11 comentarios:

Arrturo Gorrdon Pym dijo...

Seguimos sin noticias de Kilguen. Ni Seamus Finley ni sus contactos lo localizan, seguiremos a la escucha. Me preocupa. La maldad Rotwell es larga.

Sobre el nuevo tema, tengo que manifestar mi alegría al respecto pues resulta que no sólo es que conozca el Transiberiano y sus entresijos debido a que en mis años jóvenes trabajé varios veranos de mozo de carga en la estación de Vladivostok, sino que llegué apoder considerarme gran amigo del mismísimo Cristóbal Lee.

Cristóbal, con motivo del rodaje, se aficionó al Transiberiano y venía por allí a menudo y con frecuencia. Se sacaba el BonoTransib y allá que iba.

Qué gran amigo, Cristóbal Lee, Cristóbal, qué gran amigo.

Martin David Robinson dijo...

Oooooohhh¡¡¡ Hiiiiii¡¡¡

It's incredible¡¡¡ Beautiful¡¡¡

Cristopher Lee was my grandfaher¡¡¡

My mother's name is Geena Lee.

Oooooohhh¡¡¡

Hiiiii¡¡¡ Aaaaaaaahh¡¡¡

Amazing¡¡¡ Amazing¡¡¡

Bab Acatúa dijo...

Dejad de decir chorradas, de quien era bisnieto Cristopher Lee era de Kant.

Esa famosísima ocurrencia "no existe moralidad en un hecho", no es sino una burda, por condensación, síntesis de lo que su bisabuelo le contaba por las noches para dormirlo:
"En efecto, el origen de la obligación moral (das solen) es la razón, y no la experiencia de impresiones y objetos. Así, por muchas causas naturales y estímulos sensoriales que pueda haber y que me lleven a desear algo, nunca podrían hacer éstos que me sienta obligado” Dado que la tercera antinomia se ha mostrado como el culmen de la exposición de la libertad en la Primera Crítica, y teniendo en cuenta que lo fundamental en toda exposición de una teoría sobre la libertad se encuentra en el modo en como ésta se ajusta al problema de la libertad humana y de la responsabilidad moral, es que, a nuestro entender, la exposición de la libertad en la dialéctica trascendental conecta en forma precisa con la temática desarrollada en la Critica de la Razón Práctica, en tales términos que libertad trascendental y libertad moral bien pueden ser miradas como dos caras de una misma realidad. Luego, el concepto de libertad, en la medida en que su realidad pueda demostrarse mediante una ley apodíctica de la razón práctica, constituye la piedra angular de todo el edificio de la razón pura."

Así, el no existir moralidad en un hecho abre paso a dos nociones que dan sentido al tratamiento kantiano de la libertad en sus diversas acepciones: la noción de idea y la noción de experiencia. Conforme a la primera de éstas, que no es sino la de libertad trascendental, idea pura trascendental, ni derivable ni referible a ningún objeto que pueda ser dado en la experiencia, presenta Kant a la libertad como una “idea regulativa”, una especie de paradeigma (παραδειγμα) cuya función será, por un lado, el dar cumplimiento a la exigencia racional de “totalidad” de la serie de los fenómenos y, por otro, el dar cabida a la posibilidad de una causalidad libre dentro de la serie misma de los fenómenos. De acuerdo, entonces, con la exposición kantiana de la libertad trascendental, se le concibe a ésta como la capacidad (vermögen) de empezar un estado espontáneamente (von selbst). En este sentido, la “idea” de la libertad trascendental se vincula de inmediato con la noción de la espontaneidad, en cuanto realidad opuesta a la mera receptividad o pasividad en el orden fenoménico o natural. Así, la idea de una libertad trascendental corresponde, precisamente, a la de una causalidad espontánea, ya sea que esta se dé al interior de las series causales del mundo fenoménico (causa libre en el mundo), ya sea fuera de tal serie (causa libre fuera del mundo, como origen del mundo.

Moutinho Mores dijo...

Sua duda moderaçao sense porigoso obrigo, Chrihstopher Lee irrigaba pel bem de la democracia, inmisimiblemente.

A grande homene democratico e a grande actor democratico jamais filmoteca.

Sua duda Chrhsithopher Lee poisisao nomene inmisque les sete mais grandes actores democraticos do mondo en la historia.

Irrigaba largo pel bem de la democracia e la defensa de la viotaniçao mais seguramente non sabisa.

Grande, grande actor democratico, sua duda.

Molibdeno Molar dijo...

Así, querido Bab, gracias a tu brillante exposición llegamos a la conclusión de que Kant era antepasado de Martin David Robinson a través de la rama Lee de su familia. Y nos alegramos de ello con libertad trascendental nacida de espontánea causalidad.

Ah, y seguimos (glups) sin noticias de Kilguen.

Arrturo Gorrdon Pym dijo...

Pues ahora me lo explico.
Cristóbal Lee viajaba sólo con dos bultos, que yo con mis manos y mi fuerza cargaba y descargaba.
Uno era un enorme baúl turco y el otro una ajada bolsa de mano donde llevaba cinco libros, tres de los cuales Kant, Emmannuelle, era el autor: Critica de la razón crítica, Práctica de la pura crítica y el Libro de Buenamor.
Los otros dos eran La maldición de Chaka y una edición de tapas metálicas doradas del Necronomicon.
Por la tarde, de pie en un banco del parque que hay al final de la avenida Krotsvki de Vladivostok, a veces recitaba páginas enteras, capítulos diría yo, de los libros del que ahora decís que era su bisabuelo.
El libro de Kant que más le gustaba recitar era el Libro de Buenamor.
Disfrutaba con las andanzas y desvergüenzas del simpático truhán Buenamor.
Yo que los he leído todos varias veces, tengo que reconocer que de Kant,Emmannuelle, me gusta más su Elogio a María Magdalena, con esa visión tan extrovertida de la simpática pecatriz.
Pero si él era su bisnieto, pues ya se sabe que amor de nieto vale más que un año bisieto.
Ahora me lo explico.
Cristóbal jamás me habló de su bisabuelo.

el desnayos tortosa dijo...

Ey trons, esta si que es buena trons, aqui todos sonos fanilia o queee
eeh trons que soy sobrino de Silvia Tortosa, cono quien no quiere la cosa
ni nadre y ella hernanas
las hernanas tortosa
o sea que soy el desnayos tortosa
perdonad trons pero la letra ene no ne va en el teclao, se ha putrefactao ahi el trozo de chorizo parrillero y la tecla ene no va y tengo que sustituirla por la ene
ni nadre y silvia tortosa hernanas
de hecho, este fin de senana ne he inchao a parrilleros viendo un especial de peliculas de la tia que ponian en ono en el canal sonos
ne conia los parrilleros nojaos de llorar y llorar de la enoción de ver a ni tia en la peli
eeeh trooosn ne despido que lloro otra vez

lex luthor dijo...

Entre las tripulaciones de las naves de Transastral, compañía con la que habitualmente viajo al planeta Zorg, Silvia Tortosa es una de los grandes mitos eróticos.
En concreto, un tema de conversación recurrente y habitual es el grado de dureza y elevación de los pezones, según película y escena.
Ya veis.

Molibdeno Molar dijo...

Es lástima lo de la «m», nuestro buen Desmayos, pes es letra esencial para palabras fundamentales de nuestro idioma: véase: Mogambo, Maraca, Macumba, Merengue.
Sugiero que si la pizca de parrillero se enquista, uses dos «nn» como «m» para que todos lo entendamos.

Por ejemplo: NNogannbo, NNaraca, NNacunnba, NNerengue.

Bueno, la verdad, ahora que lo miro, no sé muy bien qué decirte, amigo, porque leído así igual es peor.

Podrías darle, eso sí, un abrazo a tu tía Tortosa, a la que todos por aquí en la molaridad queremos y admiramos.

Molibdeno Molar dijo...

Oh, amigo Lex, nos alegramos de verte de nuevo por aquí y de que sigan adelante tus viajes a Zorg.

Por cierto: vamos al Asunto Mamelón: aquí comprendemos muy bien que le deis a los hermosos pezones de Doña Tortosa la importancia que merecen, pero también quiero dejar bien claro que cuando hablamos de ellos, y lo digo por nuestro buen Desmayos, que es su sobrino, lo hacemos desde el cariño y el respeto, y nunca desde la rijosidad o la sicalipsis mórbida, a la que desde nuestra atalaya cósmica siempre nos hemos opuesto.

Anónimo dijo...

Concedido: no existe moralidad en un hecho. Pero ¿existe molaridad?